"La aparente e insalvable contradicción del título de este libro nos lleva a preguntarnos si las páginas que tenemos en nuestras manos son el imposible intento por resolverla.
Si todo poema es una herida en el lenguaje (“Sólo sé decir lo oscuro”, escribió Ingeborg Bachmann), como reza uno de los textos de este libro, el conjunto de estos últimos enfatiza la inutilidad del decir-escribir, lo irrenunciable del mismo. Este es un libro sin escapatoria, en la medida en que es una empresa destinada al más glorioso de los fracasos: escuchar el silencio para desentrañar su naturaleza.
La escritura sensorial de Cerón se concentra aquí en la escucha, pero al leerla la hace imposible. Tal vez sea ese mismo oxímoron lo que hace este conjunto tan atractivo: es un ir detrás de un fantasma (como el de ese padre que ronda por toda la obra de la autora), para que no atraparlo sea su inalcanzable centro. No creo ser demasiado peregrino al decir que este es el libro más maduro de la autora."
Cristián Gómez.